2 de junio de 2008

Jugando con la Poesía

Esto es la historia
de un joven caballero
que era aventurero
y le gustaba viajar
por tierra y mar.

Un día conoció
a joven dama
sencilla y muy guapa.

-Quédate conmigo en casa,
no te vayas a viajar
que al final, siempre hay un más allá.

Le dijo la joven dama,
pero él, orgulloso caballero,
no le hizo caso y cogió
un barco.

Llega el atardecer,
el alcaide del pueblo
dice que hay noticias, al parecer,
el barco salido al mediodía
había volcado con la
primera olilla.

La joven dama,
indecisa, pensó que
su caballero había
muerto, pero decidida
encontró a otro compañero.

(El amor, es un sentimiento, y si lo sientes
de verdad, no lo puedes describir, ni escribir)

Con su compañero,
la dama, fue feliz
un tiempo.
Él era sabio e inteligente
y le gustaban las aventuras.
Ella que tanto le quería,
se atrevió a acompañarlo

en su travesía.

Cogieron trenes,
cogieron barcos,
atravesaron campos.

Recorrido ya medio mundo
la dama, desilusionada,
el compañero, esperanzado.

Estaban en barco,
navegando a lugares
desconocidos, cuando de
las profundidades de la noche
sale otro barco, pero pirata.

Lo capitanea un joven caballero.
La dama no le reconoció y salió
corriendo, con su compañero.

Los piratas, hacen prisioneros,
en este caso también,
cogen al compañero
y lo hacen desaparecer,
la dama no para de preguntar por él.

-Dama, no te preocupes por él, lo hemos torturado, y
ahora cocina para usted, pero
se encuentra bien.
Le dice el capitán, que se quita el sombrero
y la dama reconoce a su joven caballero.

-!Oh¡ ¿Donde estabas caballero? No te encontré y te
creí muerto.
-¿No me encontraste? ¿Me buscaste acaso? Me hiciste
daño y yo te haré sufrir.

La dama,
corrió y corrió
olvidándose de compañero
salto de la borda y al
agua cayó.

Nadó hasta no poder con su alma,
y tierra a la vista no encontraba.
Su hambre la agotaba día tras día
y sus brazos eran como grandes
masas de cemento duro.

Ya no podía más, se dejó caer al vacío.
No podía respirar, el agua entraba por sus pulmones
rápidamente. Pero su mente, aún estaba despejada, y
pensó, que era mejor eso que estar al mandato
de un joven caballero, orgulloso y engreído.

Por fin, podía descansar en paz.

CLARA ANDRÉS ARNAL

“Mi estrella”

No encuentro palabras
para comenzar
una bella historia
que os quiero contar.

Andaba paseando
muy cerca del mar
cuando, sobre el agua,
vi algo brillar.

Me acerqué a la orilla
y comencé a buscar,
cuando se movía
la estrella del mar.

Pero junto a ella
había mucho más
y todas luchaban
por volver al mar.

Cerca había un velero
dispuesto a zarpar,
le pedí un momento
para así cargar
todas las estrellas
que encontré al azar.

Marchó mar adentro
y con mucho amor
vació la carga
a su alrededor.

Y las estrellitas
sonriendo están,
han vuelto a las aguas
han vuelto a su hogar

Patricia Leal Gimeno